Siguiendo con el artículo sobre el viaje hacia el interior de tu propio cuerpo me gustaría señalar que nuestras células nos hablan contínuamente. Sólo tenemos que pararnos a escuchar…
Y en invierno, por ejemplo nuestro cuerpo nos pide alimentos que generen calor.
De hecho la Naturaleza nos provee de ellos de forma natural en climas fríos o en esa estación del año: Raíces y tubérculos como patatas, zanahorias, remolachas, etc… o semillas como nueces, almendras o verduras como coliflor, brócoli, son alimentos que generan calor… Lo que no se produce en climas fríos o en invierno es alimentos como el tomate, el calabacín, la piña, el melón, la sandía… si te fijas, sólo pensar en ellos, da frío. ¿Cómo te sientes si tomas un gazpacho en invierno? ¿y en verano? El entorno aporta a los seres que habitan en él lo necesario para que se adapten a la temperatura, niveles de radiación solar, etc… para que estén en homeostasis o equilibrio con el exterior
Pero los humanos hemos roto esta armonía transportando alimentos de climas cálidos a países fríos y viceversa…
Desarrollaré más este tema en otro artículo pero, como regla general, ten en cuenta simplemente este dato: Consume los alimentos que, de forma natural, se cultivan en tu zona en esa temporada, es decir, si estamos en enero y vives en Albacete no encontrarás por los alrededores en ninguna plantación ni tomates, ni pimientos, ni calabacines, ni melones, ni aguacates, etc… Si no entiendes de agricultura puedes consultarlo en internet (en mi opinión mejor con una persona “del campo” de tu lugar) y te llevarás muchas sorpresas.
Así que, siguiendo con el tema de escuchar lo que el cuerpo necesita, en invierno nos pide calor y alimentos que lo generen, como he comentado. También nos pide estar más recogidos en casa o en lugares calientes y, si observas la Naturaleza, es lo que hacen la mayoría de animales, se resguardan, no es una época de expansión sino lo contrario, de conservación de la energía. Si queremos sentirnos bien es lo que tendremos que hacer, en lugar de desear que llegue el verano deberíamos de aprovechar esa época para tener más introspección, calma, reflexionar, leer… Date cuenta de que es la temporada en la que todo está en gestación, preparándose para cuando llegue el impulso de expansión y nacimiento de la primavera.
Así que puede ser el momento ideal para “gestar” nuevos proyectos, pensar sobre nuestros planes de futuro, adquirir más información y diferentes perspectivas sobre ellos, replantearlos, en definitiva, alimentar esa semilla, aportándole todo lo que podamos para que en el momento del impulso al exterior esté fuerte, con una estructura sólida y bien formada, provista de todos los nutrientes que necesita para la fase de expansión.